Se desarrolló en la noche de este sábado una velada boxística que para la capital del país debe ser envidiable. Sin los brillos “hollywoodianos” ni las luces que hacen las veces de antojadizas galas de veladas que en jerarquía no existen, dos boxeadores, dos campeones, dos salteños, dos deportistas de ley se vieron las caras.
Rafael Sosa Pintos y Wilson Galli hicieron las delicias de más de 2000 personas que se dieron cita en el gimnasio de Salto Uruguay para ver quien era el más guapo.
Una velada que comenzó con el tradicional campeonato de los barrios, que continúo con una velada femenina donde Soledad Macedo dio muestras que en su categoría no se come el “paquete” de nadie y derrotó a Elida Rodríguez con contundencia, al punto que llegó a preguntar al pasar si el ómnibus de regreso se tomaba en terminal.
Todo pintó para fiesta. La noche, la gente, el espectáculo y………. dos escuelas boxísticas, dos épocas, dos dimensiones. La de aquél gran Wilson Galli atropellador, corajudo, metedor, y la de este Rafael Sosa Pintos. Más técnico, más estudioso, más boxeador.
La veteranía de Galli que aguantó heroicamente seis rounds, metiéndole el temple, el pecho y muchas veces la mandíbula a golpes certeros de un Rafael Sosa Pintos que demostró a carta cabal su condición de boxeador de primer nivel. Físicamente y hasta por una cuestión generacional, el “Rafa” la jugó al que sabe que los golpes del rival pegan pero no “lastiman” y fue eligiendo la hora, el lugar y el momento en que terminar la pelea. Ganchos, zurdas lastimosas y una derecha que la guardó para el final, determinaron que el “Rafa” se quedara sin objeciones con la victoria. ¿Pero saben que?.
El combate no defraudó a nadie porque Galli recurrió al bolsillito chico del pantalón para rescatar su coraje permanente, el que le permitíó no hace muchos años hacernos sentir orgullosamente salteños. Por eso la entrada valió la pena y todo lo que pueda decirse de ahora en más quedará en la anécdota. Ganó el “Rafa” porque entre guapos se escribió la historia.
Ah!. Galli perdió pero por el abandono que solo los grandes son capaces de reconocer: el del dolor físico, nunca el de la entrega!.
Rafael Sosa Pintos y Wilson Galli hicieron las delicias de más de 2000 personas que se dieron cita en el gimnasio de Salto Uruguay para ver quien era el más guapo.
Una velada que comenzó con el tradicional campeonato de los barrios, que continúo con una velada femenina donde Soledad Macedo dio muestras que en su categoría no se come el “paquete” de nadie y derrotó a Elida Rodríguez con contundencia, al punto que llegó a preguntar al pasar si el ómnibus de regreso se tomaba en terminal.
Todo pintó para fiesta. La noche, la gente, el espectáculo y………. dos escuelas boxísticas, dos épocas, dos dimensiones. La de aquél gran Wilson Galli atropellador, corajudo, metedor, y la de este Rafael Sosa Pintos. Más técnico, más estudioso, más boxeador.
La veteranía de Galli que aguantó heroicamente seis rounds, metiéndole el temple, el pecho y muchas veces la mandíbula a golpes certeros de un Rafael Sosa Pintos que demostró a carta cabal su condición de boxeador de primer nivel. Físicamente y hasta por una cuestión generacional, el “Rafa” la jugó al que sabe que los golpes del rival pegan pero no “lastiman” y fue eligiendo la hora, el lugar y el momento en que terminar la pelea. Ganchos, zurdas lastimosas y una derecha que la guardó para el final, determinaron que el “Rafa” se quedara sin objeciones con la victoria. ¿Pero saben que?.
El combate no defraudó a nadie porque Galli recurrió al bolsillito chico del pantalón para rescatar su coraje permanente, el que le permitíó no hace muchos años hacernos sentir orgullosamente salteños. Por eso la entrada valió la pena y todo lo que pueda decirse de ahora en más quedará en la anécdota. Ganó el “Rafa” porque entre guapos se escribió la historia.
Ah!. Galli perdió pero por el abandono que solo los grandes son capaces de reconocer: el del dolor físico, nunca el de la entrega!.
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