jueves, 11 de junio de 2009

PAÑUELOS CELESTES PARA ALGUNOS LLANTOS DE COCODRILO DESPUES DE VENEZUELA


Punto suspensivo...

El empate sacó a Uruguay de la posición de repechaje y evitó que Venezuela se acercara. El local se enamoró del 1-0 y el Charrúa no supo sostener la remontada.

No hay Celeste que no cueste. Uruguay empezó perdiendo por una definición de crack de Maldonado. Transpiró y sufrió hasta empatar y enseguida pasó a ganar el partido. El gol de Forlán parecía definitorio y mantenía al equipo charrúa en zona de Mundial, pero en un par de minutos la ilusión se derrumbó con un bombazo de Rey, que la metió de tiro libre con la colaboración del arquero Castillo.

Así, el resultado no fue positivo para ninguno de los dos, porque Venezuela perdió la chance de arrimarse al sueño de la clasificación para Sudáfrica 2010 y Uruguay entregó el quinto puesto, el que lleva al cotizado repechaje.El Maestro Tabárez paró un equipo con intenciones agresivas, con Fernández y Pereira por las bandas, Forlán como 9 retrasado y Suárez más adelante.

A los dos minutos el planteo dio resultado, porque Forlán dejó mano a mano a Fernández, pero el volante falló. El local, con un gol en el bolsillo, advirtió que debía pararse bien cerca de su área para no dejar espacios y evitar que los cuatro veloces atacantes charrúas desequilibraran.

Así, también cedió la pelota, pero no sufría. Porque este equipo de Venezuela no sólo tiene la técnica del Maestrico González, Rincón (dio una asistencia genial) y Maldonado, sino que algo entiende de defender. Por eso, Uruguay debió probar desde afuera para inquietar a Vega: Suárez reventó el travesaño y Forlán le quemó las manos al arquero y peinó los palos.

Con el correr de los minutos, el charrúa controló el medio por presión y presencia física, aunque sin lograr profundidad. Hasta que Suárez, justo antes de que la ansiedad ahogara, encontró un hueco para filtrarse por la derecha y le rompió el arco a Vega.Hasta ahí, al joven DT venezolano César Farías le estaba saliendo redondo el plan: armó un equipo para jugar en la altura de La Paz y otro para recibir a Uruguay. Dio el batacazo el sábado y lo repetía ayer. Pero no lo logró.

En parte porque se enamoró del 1-0 que consiguió en el inicio, aunque también por la actitud del rival: Tabarez le llenó la cancha de delanteros y la voracidad ofensiva y los misiles de Forlán fueron incontrolables.

El rubio merecía el premio del triunfo más que nadie, pateó desde todos los ángulos para conseguirlo y el villano de Vega le robó el festejo en la última jugada, con una gran atajada. Por actitud y por Forlán, la Celeste puede seguir soñando con el Mundial. Por los arqueros (Viera y Castillo), en cambio, va a tener más de una pesadilla...

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